La Libertad
Término tan desgastado y tan
mal utilizado en estos últimos tiempos, sobre todo desde el inicio de la
Revolución Francesa (1789); es por ello, que nos vemos obligados por imperativo
de la Verdad a retomar su verdadero concepto, alcance y hasta un análisis psicológico
y filosófico del mismo.
Diferenciemos primero lo que
es “libertad” a lo que es “libertinaje”, el “libertinaje” es el abuso
desproporcionado de la libertad, trascendiendo la justicia, para “hacer los que
nos da la gana”.
La libertad está basada en la
variabilidad de las opciones y en la capacidad de discernimiento de elegir la
adecuada, obviamente bajo preceptos éticos muy firmes, sólo la libertad podemos
conocerla en parte cuando tenemos conocimiento.
Ejemplo: un abogado que conoce
ampliamente las diferentes leyes suscritas en los códigos, tiene la
posibilidad, a través del discernimiento de elegir en esa variabilidad, la más
adecuada, mientras que, el abogado que limitadamente conoce las leyes, aún con
discernimiento no tiene la variabilidad del primero, para poder alcanzar algo
de libertad.
La libertad tiene raíces
filosóficas tan profundas que requiere un análisis muy serio cuando nos
referimos a este término.
En principio, el verdaderamente
“hombre libre” es el sabio, que en la actualidad ya no existe; luego, tener
bien en claro que el grueso de la humanidad a través de la historia, nunca ha
sido libre, muchos menos en estos últimos tiempos.
Obligados nos vemos a retornar
a los clásicos, el famoso Sócrates dio a conocer los que estaba escrito en el
portal del Oráculo de Delfos: “Conócete a ti mismo”. Bien decía él, que sólo el
hombre que se conoce bien así mismo es el que tiene derecho a la libertad,
porque su variedad de opciones y su ampliación de conciencia a través del
discernimiento, le permitían, sin influencia alguna, ni interna, ni externa,
optar por la opción adecuada, el conócete a ti mismo, nos lleva, diríamos
simbólicamente a una “eternidad”. “No nos conocemos”, “creemos que nos
conocemos”.
En el desarrollo de la
historia, la esclavitud tiránica, muchas veces y en otras, la idiosincrasia de
las diferentes culturas que constituyen parte de la historia, han manipulado al
hombre impidiéndole ser libre.
El ejemplo más clásico y
evidente es el que ahora tanto los historiadores como los estudiosos en esta
materia, critican aquellas culturas que tenían esclavos a su servicio los
cuales poseían grilletes y cadenas y sabían que eran esclavos.
Saltando las etapas
intermedias que existen de culturas en la historia, en la actualidad se ha
llegado al tipo de esclavitud por mencionarlo simbólicamente “casi perfecto”
porque nuestros modernos amos, a través de los paradigmas, moldes, modas y
otros, ayudados con los látigos de nuestros modernos amos (publicidad y
propaganda), nos han hecho creer que “somos libres” y lo peor de todo es que “si
nos sentimos libres y lo proclamamos” cuando solamente el marketing, que podemos
definirlo como la imposición de un producto en la mente del consumidor
(violación mental) por medio de la psicología colectiva, ha encadenado ya no
solamente nuestro cuerpo físico, sino nuestra psique y siendo lo peor de todo, que
mientras que los esclavos de culturas antiguas sabían que eran esclavos,
nosotros siendo más esclavos que ellos, todavía en nuestra ignorancia, nos
proclamarnos libres.
La libertad está sujeta
también a la voluntad, al amor y a la inteligencia.
El Positivismo, con su fase
concreta, el materialismo y el consumismo excesivo y la imposición sutil de los
intereses económicos de quienes gobiernan el mundo, sobre todo económicamente,
nos han impuesto psicológicamente un tipo de idiosincrasia, que nos hace seguir
paradigmas y modelos concebidos por nuestros modernos amos.
Es la peor esclavitud que un
filósofo de la historia y un hombre con conocimiento pueden dictaminar. Es como
si a un esclavo griego que tiene cadenas y grilletes, lo escuchemos proclamar,
sentir y transmitir que él es libre.
Este término, prostituido por
los intereses actuales, anula toda posibilidad de “libre albedrío” y de entes
pensantes, nos convierte en “entes pensados”.
Queridos lectores, si
estudiamos el tema a profundidad, con el amparo de la cultura comparativa,
descubriremos, que aquello que creemos, deseamos, y decidimos por nosotros
mismos, ha sido ya establecido desde nuestro nacimiento por estas ideologías
materialistas interesadas y deshumanizantes.
Podríamos decir mucho más de
la libertad, pero estos ensayos, que en la mayoría de los casos son pequeños
resúmenes del trasfondo de conocimiento que tienen, no nos permiten extendernos
en supremacía.
Lo cierto es que “SOMOS LOS
MAYORES ESCLAVOS DE LA HISTORIA”
Siendo lo peor que nos han vendido la “idea de que
somos libres”.
“La venta perfecta”, “la
manipulación ideal”, “la excepcional tiranía en la que vivimos”.
Queridos esclavos (nos
incluimos) sólo el conocimiento trascendente,
no la cultura, ni el intelectualismo, nos pueden acercar a la verdadera libertad.
El Maestro


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