El Escritor
Si las palabras son torpes de por
sí para poder expresar cabalmente nuestras ideas, pues éstas las limitan;
claro, que gracias a los idiomas, hemos comenzado a organizarlas de mejor forma
y con mayor capacidad de comprensión, para que nuestras ideas sean lo más
fieles a la intensión que éstas guardan.
Según los expertos en filología,
literatura y demás eruditos escritores, convienen que los idiomas antiguos como
el pali, el sánscrito, el samser, el quechua y otros, tienen una mayor variedad
de términos que permiten una mejor precisión hasta para dar a conocer
diferentes tipos de emociones y muchas veces existen palabras en estos idiomas que
expresan todo un pensamiento, una emoción y hasta sensaciones.
Ellos indican
que los idiomas, en vez de avanzar están en retroceso, pues cada vez más, se
busca la razón acompañada de la lógica desterrando emociones, sensaciones y
diferentes situaciones que no son similares a otras.
La escritura es una mayor y
difícil forma de expresar las ideas, porque el escritor tiene que, a través de “símbolos”
como: metáforas, parábolas, analogías, anécdotas,
etc. ayudarse de ellas y hasta psicológicamente sentirlas, mencionando los
detalles que a la vista, por ejemplo, podrían ahorrarle el describir las
emociones y pasiones, que es otra forma de comunicarse, y así hay varias,
mientras que el verdadero “arte de escribir”, define los detalles con tal precisión
de manera, que al enriquecerlas, nos permiten observar, vivenciar, y hasta
sentir el “don” que él tiene de captar las partes importantes que van a servir
al lector para darle un mayor entendimiento de lo que quizás, ni expresado, ni
observado por nuestros sentidos, podamos llegar a saber qué es lo que a través
de las circunstancias, el tiempo y el espacio, nos quieren mostrar.
Es éste artista quien puede “educir”
de cada circunstancia, hecho, emoción, observación facial y otros, lo necesario
para que a través de lo escrito, pueda acercarse a los lectores y mostrarles
qué es lo que ve, cómo lo ve, qué es lo que piensa y siente y cómo lo piensa y
siente, y así tiene esa habilidad de ver lo relevante en cada hecho.
Es alguien que de manera
imperceptible, incluso a veces, para él mismo, logra captar situaciones,
emociones, pensamientos, acciones y a través de ellos busca que el lector, no
solamente piense, sino que sienta, viva, se transporte al pensamiento, sentimiento
y consciencia del artista.
El poeta (escritor-artista), se
decía que “siente crecer la hierba debajo de sus pies” por su sensibilidad
supera esas emociones, esos sentimientos, esos pensamientos con los que normalmente
quienes no somos poetas-artistas no llegamos a comprender, ya que su sensibilidad
viene de elementos más altos por medio de la intuición de la belleza observada
en el arquetipo; aquel famoso pintor que acostumbraba a pintar tan sólo, con
una vela o pequeña antorcha a plena luz del día, decía que “era para no perturbarle
la capacidad de plasmar la luz interna que él poseía”.
Algunos historiadores piensan que
Miguel Angel pintó la Capilla Sixtina de esta forma, lo cierto es que no lo
sabemos, pero también es cierto que todos tenemos una luz interna, que a veces
nos hace percibir con el alma la virtuosidad y belleza que está escondida
dentro de la forma externa de la Naturaleza.
El Maestro

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