8 de Mayo, Día de los Maestros
Cuando me refiero a
los Maestros, uso la connotación más alta que este término se merece.
Bueno sería, recordar aquella
diferencia que existe entre un instructor, profesor y un Maestro (en este caso
nos vamos a referir al concepto más elevado de lo que es un Maestro).
El instructor es aquel que tan
sólo da las instrucciones necesarias para que se realice una labor determinada,
sin mayor ampliación en su gestión, sólo el hecho de hacer cumplir esa misión
específica.
El profesor, sea de cualquier
grado, es el que está encargado de instruir al alumno (no discípulo),
asegurándose de que éste recuerde bien lo aprendido y su función ahí termina.
El Maestro al que nos referimos, es
el que se asegura de que transmutemos nuestras vidas, superemos nuestras
debilidades, miedos e inhibiciones a través del desarrollo de nuestras
fortalezas, capacidades y habilidades; resultando en varias oportunidades como
“nuestra sombra de amor” que está observando nuestra vida propia y
recomendándonos conscientemente correcciones de los errores que cometemos. Él
busca lograr (muchas veces sin ser entendido) que el discípulo sufra una
“transmutación alquímica interna” que va a permitirle superar más rápidamente
el Sendero que conduce a la perfección y no se detendrá ante ningún obstáculo
que impida su objetivo, sólo que el discípulo de corazón, pensamiento y obra,
le demuestre que no necesita de su ayuda.
A la mayoría de los Maestros se
espera, consciente o inconscientemente, que tropiecen para “hacer del árbol,
leño”, porque para cualquier iniciado en la Filosofía Atemporal, aquel que está
dando sus primeros pasos (y al referirme a “pequeños pasos”, puede significar
“años de tiempo”) le resulta una afrenta a su ego y a su pobre amor propio, la
tan sólo existencia del Maestro.
Pero todas estas son pruebas que
van a filtrar a los verdaderos discípulos, quienes son pocos en realidad en
este mundo, pues su obediencia, entrega y respeto a las enseñanzas del Maestro
tienen que ser “incuestionables”.
Solamente, quienes inician un
despertar espiritual y una búsqueda del porqué de los porqués, pueden aspirar a
tener un Maestro. El 80% de la humanidad se encuentra muy plácida dentro de
este sistema capitalista, consumista e irrisorio.
Quien no tiene Fe en su Maestro,
se quedará tan a la deriva, que quizás lo poco que ha aprendido le sirva como
un instrumento en contra.
“AVE MAESTRO”, quienes seguimos
siendo tus discípulos te saludan con amor y agradecimiento.
El Maestro

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